miércoles, 12 de octubre de 2011

El diario de Sonia.

Querido diario:
Me llamo Sonia, y desde hoy voy a contarte todo lo que me pasa, tanto lo bueno como lo malo.
27 de Septiembre.
Hoy empiezo a escribirte, mi vida no es emocionante, espero no aburrirte. Hoy no me ha pasado nada fuera de lo normal, espero que mañana cambie y tenga algo que contar. Bien, te contaré cosas de mí para conocerme, para no perderte cosas que puedan sucederme. Me llamo Sonia Pérez, tengo diecinueve; me gusta asomarme a la ventana cuando llueve. Vivo en un pequeño barrio al este de Logroño lleno de hojas de árbol cuando se acerca el Otoño. Vivo con mi padre, con mi madre y con mi hermano y con aquel perrito que compramos en verano. Trabajo en la oficina, soy diseñadora gráfica, mi jefe dice que tengo una imaginación mágica. Sueño con encontrar el amor al fin, ese amor que me esquiva y que algún día me hará feliz.
2 de Octubre.
Como me ha gustado este concierto, lo he pasado en grande y mi padre no está despierto. Sé que es tarde para escribirte, no podía aguantar, el chico que estaba al lado no me lo puedo quitar.
4 de Octubre.
Hoy me lo he encontrado en el café, vaya casualidad... ¡Aún no me lo puedo creer! Estaba en una mesa sentado solo y con un libro mirando su café descafeinado y pensativo. Miraba el móvil como si esperara una llamada, sin darse cuenta como cautelosa le observaba. Tocándose el cabello y un cigarro en la otra mano, ojeras hasta el suelo de haberse levantado temprano. Lo veo que se levanta y viene en dirección a mí, se acerca, me da un papel y dice ''espero verte aquí''. Se había dado cuenta de que le había estado mirando, me había dado su número y me estaba mareando.
4 de Noviembre.
Ha pasado ya un mes. Te habrás preguntado por qué ya no te escribo. Te explico, aquel día llamé a ese chico del café, quedamos y acabamos en el parque; las risas y miradas terminaron siendo besos, ese día todo fue como era en mis sueños. Todos los días al salir de trabajar venía a recogerme con su coche. Un día al cine, otro a cenar, al parque o a jugar. Las horas se pasaban como sin querer pasar.
14 de Noviembre.
Hoy mi padre me ha pillado. Me ha pillado con el chico y la de dios nos ha montado. Me ha dicho que no me vuelva a acercar a ese cerdo. No sé que hacer, ni que decirle... ¡Coño que lo pierdo! No se da cuenta que a su edad le había pasado igual, un padre testarudo que no le permitía amar.
4 de Enero.
Me he marchado de mi casa. Estoy viviendo con mi chico y no sé lo que pasa. Es como si el sueño no durara eternamente, como si se estubiera transformando lentamente. A veces bebe un poco más cerveza de la cuenta, y me obliga a hacerle cosas que sabe que me revientan. A veces se le va la mano, que le voy a hacer, son cosas que a cualquiera le podrían suceder.
4 de Febrero.
Empiezo a preocuparme un poco, tengo un brazo roto, ayer se puso un poco loco. La culpa es mía, no sé valorar bien lo que tengo. Soy poco para él, está conmigo y yo me quejo. En el trabajo dicen que tengo que denunciarlo, que es un maltratador y que tengo que abandonarlo; yo sé que no es así, porque no lo conocen, no pueden denunciar a cualquiera en cuanto les rocen.
4 de Marzo.
Hoy te escribo para despedirme. Ya no volveré nunca a llorarte, ni a reirme. La última paliza fue sin duda, la peor. Se descontroló y hundió mi cabeza en el radiador. Las balas en mi cuerpo no dejaban respirar al espejo que observaba mi dolor al suplicar. Las paredes ensangrentadas y mis rodillas en el suelo plasmaban una imagen que tiemblo si la recuerdo. No volveré a mirar la lluvia desde mi ventana. Querido diario, hoy no te digo hasta mañana.

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